¿Qué inefable rastro aleja a la razón de sí misma
abatiendo el corazón?
¿Qué horrores sin narrar
esconde el develar las entrañas por amor
y no recibir nada a cambio
más que una estocada, sin honor o devoción?
¿Qué es esa fuerza que intrinca la noción de vivir el día a día,
de no esperar a nadie y concretar la vida autosuficiente?
¿Qué hormigueo cadente y sutil
abate al cuerpo de delirios con un roce
y con un gemido reduce a cenizas la conciencia?
¡Maldito espejismo de ensueño y emoción,
Qué bajos impulsos de inútil revuelta!
Pues solo un momento permanecen y se yerguen
para luego caer muertos y cansados….
Y el orgullo se postra a un lado
mudo y mutilado cual malogrado muñón.
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ResponderEliminar¿Qué pasó? Lo borraste.
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